¿Por qué engordamos con el confinamiento?
Vivimos tiempos que nos desafían, tiempos que ponen a prueba nuestros recursos y nuestra capacidad de adaptación.
Cualquiera sea el lugar del mundo donde vivas, es muy probable que este año, la pandemia del Covid - 19 haya tenido un impacto directo, o indirecto sobre tu vida.
En algunas personas, este impacto ha dejado también cosas positivas, porque el trabajar desde sus hogares les ha permitido tener una mejor gestión de su tiempo, y la posibilidad de compartir más con sus familias. Sin embargo, en muchas otras, todo esto ha sido una situación de, malestar y estrés. En un momento, donde hay mucha información sobre los riesgos del virus para la salud, me parece que se menciona bastante poco sobre el estrés psíquico y emocional que la vida de confinamiento o semiconfinamiento puede representar. (2 y 3)
EL VALOR EMOCIONAL DE LA COMIDA y LA CONDUCTA ADICTIVA.
Es justamente para muchos, que la comida juega un rol protagónico a la hora de manejar este estrés,
Nuestra cultura hace hincapié en el placer emocional y la satisfacción inmediata que la comida produce, al punto de sobrevalorarlo y reforzarlo. (4)
Solo hace falta prestar atención en la publicidad para entenderlo. Si vez en la televisión cualquier publicidad de pizzas, hamburguesas, dulces, o cualquier otro alimento procesado, verás como continuamente se apela a despertar el placer y la satisfacción emocional del consumidor, dejando en un segundo plano el valor nutricional real del producto. La publicidad nos recuerda continuamente que determinados alimentos nos harán sentir mejor.
Además, comer suele ser el eje de otros momentos agradables, como lo son los encuentros con familiares, amigos, y seres queridos. Nuevamente podemos asociar la comida con sentirnos queridos, arropados y acompañados.
A nivel orgánico, en las personas dependientes a la comida o que comen en forma compulsiva, se activan varios mecanismos cerebrales, relacionados con la recompensa, que están activos también en adictos a sustancias. (5).
Y si bien en medicina en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM V), no encontramos una entidad diagnóstica definida como “adicción a la comida”, varias de las características que se encuentran en personas con trastornos de la alimentación podrían englobarse dentro del diagnóstico de “adicciones no relacionadas con sustancias “ en dicho manual. (6)
Entonces, sumado al placer que despierta comer determinados alimentos, y al valor emocional que social y culturalmente le asignamos, existe un potencial adictivo, en la conducta alimenticia.
COMER POR ANSIEDAD U OTRAS EMOCIONES.
La búsqueda sistemática de manejar el malestar del estrés con comida, o sea, la búsqueda repetitiva de conseguir una sensación y un sentimiento agradable comiendo, es lo que en forma simplificada muchos llaman “hambre emocional”. (7)
Se trata de esta “necesidad” o impulso por comer, no por hambre en sí, sino para revertir un malestar, o lograr rápidamente, un estado emocional positivo determinado.
"Premiarse con algo rico, porque he tenido un día difícil", "darme algo especial", o "encontrar ese momento para mí", son algunos de los pensamientos asociados al hambre emocional, que habitualmente refieren mis pacientes.
No habría nada de malo en esto, si efectivamente se satisfaciera una emoción a largo plazo, y si además no hubieran consecuencias nocivas para la salud por el consumo excesivo de estos alimentos.
Lamentablemente, ninguna de esas dos cosas ocurre con el hambre emocional. (8)
La pandemia y el confinamiento, han generado niveles de tensión, ansiedad y estrés, que nuestra psiquis quiere amortiguar, y el hambre emocional es una forma de hacerlo. Explicado de una manera más simple, así como algunas personas comen menos cuando están estresadas, otras comen más, pero además lo hacen consumiendo más alimentos procesados y de mala calidad.
Para evitar o minimizar este tipo de hambre, primero hay que reconocerlo, prestando más atención a los impulsos que nos llevan a comer durante el día.
La pregunta:: ¿por qué quiero comer esto ahora, es realmente porque tengo hambre, o solo quiero sentirme mejor? puede ser de gran utilidad.
Reconocer que emoción estamos buscando satisfacer con la ingesta de alimentos, y buscar vías alternativas (más saludables) para llegar a esos estados emocionales, puede ser de utilidad.
Cuando trabajo con hipnosis, la simple prohibición o abolición de la conducta alimenticia, sin procurar satisfacer la necesidad de fondo, no suele ser efectiva a largo plazo.
De esta manera, trabajo en generar la misma emoción buscada (paz, tranquilidad, satisfacción, relajación, etc.) a través de conductas y hábitos más saludables, que le permitan al paciente alcanzar y mantener su peso adecuado.
La hipnosis puede ayudarte a cambiar tu conducta alimenticia, y a reconocer y reducir el hambre inducida por ansiedad u otras emociones, y así, manejar de una manera mucho más positiva tu estrés.
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Y por supuesto no dudes en consultar ante cualquier duda.
Buena semana y hasta pronto.
9- Algunas estudios que investigan la eficacia de agregar hipnosis en el tratamiento de sobrepeso son:
- Byom, (2009) hipnosis más terapia cognitivo conductual, aumenta la eficacia en la pérdida de peso en personas con obesidad
- Gelo y colaboradores, (2014) Eficacia de terapia hipno-conductual e hipnosis más psicoterapia energética. Mujeres redujeron el peso, IMC y conductas alimentarias inadecuadas
- Entwistley y colaboradores, (2014) Eficacia de la hipnosis formal para la reducción de peso
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